A propósito de mi visita a las Bodegas Nubori en Alfaro,
me apetece comentaros varios conceptos sobre la incidencia de la barrica.
Lo primero es, que la madera es cada
vez es menos protagonista en los vinos cotidianos, buscando más la presencia de la fruta. Aunque por
supuesto, en la complejidad de los grandes vinos, la barrica es fundamental.
Utilizar barricas es sinónimo de más coste para la elaboración de los vinos,
no lo olvidemos cuando juzguemos los precios de los reservas y grandes reservas.
Lamentablemente la crisis y muchas veces un excesivo margen comercial, está
terminando con su consumo.
Se utiliza fundamentalmente barricas
de origen americano o europeo (los famosos Roble Americano o Roble Francés)
aunque ya se está experimentando con madera de Acacia.
Existen varios niveles de tostado
que la bodega selecciona en función del vino que busca.
Dos componentes a grandes rasgos,
trasmiten la barrica al vino. La Vainillina
el compuesto por excelencia de la madera y la Octalactona con sabor a coco. Esta última está más presente en los
robles de origen americano.
Cuando vayáis a visitar bodegas,
no os dejéis impresionar por el parque de barricas, sí que es cierto que es un
espacio que emana quietud y paz, pero el vino nace en la uva.
Una buena uva puede echarse a
perder con un mal uso de la madera.
Los famosos Chips de madera, prohibidos en España, son virutas que se añaden a
los depósitos de inox, para mi puede ser una buena práctica para vinos
económicos siempre que se explique en la etiqueta. Al final, es
infusionar madera en el vino.
Evidentemente no existe un vino
mejor o peor porque lleve “Más madera”, lo que sí existe es el gusto de cada
uno de nosotros y con quien nos gusta compartirlo.
Salud!
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