Parece que la creatividad en la gastronomía sólo está sujeta a los grandes chefs de restaurantes Michelin, y cuando llegas a casas como la de Nino Redruello, la Gabinoteca, te sorprende gratamente ver que no es así.
Los que aprendimos la Sala del Vía Veneto de la mano de Josep Monje en Barcelona, o de José Jiménez Blas en Zalacain en Madrid, y continuamos nuestra formación unidos al Boom de la cocina de autor de Ferrán Adriá o Joan Roca entre otros, nos preguntamos a menudo si su alter ego está a la altura, la Sala.
Evidentemente que sí, aunque más discreta, más silenciosa, no para de adaptarse a los nuevos tiempos, con camareros desenfadados con looks “Casuals”, mesas desmanteladas o tabletas digitales. Estas son algunas de las características que encontramos en muchos de los mejores restaurantes de nuestras ciudades.
Pero La Gabinoteca no se queda sólo en esa aparente fachada “guay”, sino que además busca una complicidad constante entre camareros y comensales.
Una carta de vinos, que te plantea una serie de preguntas con opciones de respuesta y que trata de analizar tus gustos y asociarlos a un tipo de vino.
Una oferta gastronómica acompañada de una “vajilla” divertida.
Juegos reunidos, como cuando pides el arroz con leche, te lo traen en una caja fuerte y te invitan a buscar la llave.
Imagino que en estos tiempos en los que nos toca vivir, los cambios se suceden vertiginosamente, donde antes un concepto gastronómico perduraba años, ahora lo engullen rápidamente el éxito o el fracaso, donde los clientes comen, fotografían, twitean y comparten en facebook, no está de más, ciertas dosis de creatividad.
1 comentario:
Me encanta en mobiliario!! Ahora solo falta probar la comida! Muy bueno el post!
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