En la restauración parece que hay sentidos que son mas
protagonistas que otros, y cuando hablas de comida o bebida solemos pensar en
la vista, el olfato, el tacto y como no, el gusto, pero nunca o casi nunca en
el oído.
A mí personalmente me emociona escuchar lo que ocurre en un
bar, cuando está “reventao” de gente, y ves como
frases compuestas se convierten
en palabras simples, donde se produce una
comunicación prácticamente gesticular.
Este código, o conducta, que no suelen recoger los libros
académicos de hostelería es como la receta que pasa de madre a hija, en este
caso, de generación en generación.
Aun recuerdo la primera vez que oí,,,”oído” cuando un camarero
veterano pedía 18 cafés todos diferentes, y el “oído” era una clara confirmación que se acordaba de todos, eso o
los 18 iban a ser todos iguales con una jarrita de leche, y que el compañero
decidiera quien tomaba café o cortado.
Y más cosas :
Quemo ¡! Quemo!!!
No, no hay que llamar a un bombero, es
un compañero que va rápido y cargado y
busca tu atención para que te desvíes sutilmente de su trayectoria
Marcha –Pase, Cuando quieres algo para ya !
Un desgraciado,
un café descafeinado con leche desnatada y sacarina...Buenafuente escribió un
monologo muy gracioso donde hablaba precisamente de un desgraciado, si alguno lo encuentra le agradezco que me de pistas.
Os dejo deberes para el “finde”, cuando vayáis a tomar el
domingo a tomar vermut a vuestro bar favorito,,,
Silencio... vamos a escuchar
1 comentario:
S.C.G. Lo que es una pena es que se haya perdido la profesionalidad de antaño y que ahora sea muy complicado por no decir imposible encontrar un bar o restaurante donde los camareros tengan ese ritual....... Ahora pides algo y raro es que te lo traigan según lo has pedido....
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