Cuando ”nos enfrentamos” a un menú gastronómico, con una propuesta extensa de platos, cuarenta y tantos como en El Bulli, a veces nos resulta difícil saber con qué vino acompañarlo.
¿Un sólo vino?. ¿Varios?. ¿O mejor dejo al sumiller que piense por mí?.
Ésta última es una buena elección, pero es importante que siempre reflejéis vuestros gustos vinícolas, porque de verdad, esto de elegir un vino para otro sin información... ni los del tarot de la tv lo acertarían!. Bueno, esos no aciertan mucho…
Por eso, si finalmente dais la responsabilidad al camarero/sumiller para que decida por vosotros, os recomiendo que interactuéis con él, con frases:
“Me gustan los vinos de siempre… en especial este Rioja…”
“Me gusta probar nuevas denominaciones de origen…”
“Yo soy de blancos…en especial de esta denominación…”
Qué es lo que yo os recomendaría sin datos y ante un menú como el que tomé el otro día en Lagrimas Negras.
Aperitivo: Este debe ser el que más placer os produzca como primera copa, si sois muy cerveceros, pues cerveza, pero intentad escoger alguna con cuerpo medio, que acabamos de empezar el menú y no podemos entrar en la primera copa dándolo todo. A mí personalmente, Inedit me gusta mucho, tiene buena intensidad, sin llegar a los sabores persistentes y penetrantes de una doble malta o negra, pero posee muchos matices que la hacen muy expresiva.
Primeros platos: Suelen ser la parte más creativa del menú, donde hay más productos que interactúan entre ellos, así que la elección de un blanco o de un espumoso, suele ser lo más acertado, pero con cierta intensidad, es decir, que tenga algo de barrica o de lías.
En este caso, escogí Nora da Neve del 2007, Rías Baixas, primero porque me sorprendió el precio, muy ajustado, y eso para mí y mi bolsillo es fundamental, y segundo, porque reúne las características que os ponía al principio, fresco, buena acidez, graso y bien compensado, perfecto para soportar 3 ó 4 platos con diferentes sabores y texturas.
La segunda parte de los menús gastronómicos, suelen ser más protagonista la proteína, es decir, pescados y carnes, como actores principales, jugando con la técnica en las cocciones y matizados con actores secundarios, es decir, las guarniciones.
Para mí, un tinto con carga frutal, buena acidez y maderita bien integrada cumpliría todos los requisitos para maridar bien 3 ó 4 platos más, al final, lo que necesitamos es un vino sápido, que nos ayude a salivar y masticar.
En este caso, Perinet 2005, de Bodegas Mas Perinet, una vez más, un precio muy razonable que invita a descorchar un Priorato fantástico, con 7 años ya a sus espaldas, con mucha carga frutal y la suficiente complejidad para ir creciendo a medida que avanza el menú gastronómico.
Los postres: Casi siempre se suele ofrecer un vino dulce, para mí, debe ser la copa más placentera de todas, pues es justo la que tomareis antes del café/té y, seguramente, el “culillo” que sobra después del café/té, aunque yo en este caso, preferí terminar con el “culillo” del Priorato que estaba tremendo!!.
Si no, habría elegido algún vino dulce, de zonas atlánticas, para buscar dulzor y frescura que integren bien los postres que se sirven, pero esto….. os lo cuento en otro post!!.
A disfrutar!!!
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