Recuerdo cuando empecé hacer
extras de camarero hace ya casi 20 años por los hoteles de la Ciudad Condal, el
nerviosismo con el que afrontaba las primeras veces…
Para los que no lo sepáis, es esa
práctica, cada vez más inusual, donde el camarero se acerca con una fuente a
servirte y tú empiezas a segregar sudor ante el estupor de que otra gota
arruine tu traje… o peor, un bandejazo en la cabeza!!.
La cocina actual, ha ido
desplazando esta práctica, ahora el aspecto visual del plato cobra
protagonismo, ya no sirve que un camarero te “pincee” la carne con las
verduritas mal puestas en el plato, ahora cada plato tiene que estar
perfectamente sincronizado.
Aun así, en menús cerrados y
económicos, con pocos recursos en la cocina o en la sala, la fuente o bandeja
sigue siendo una buena práctica, para hacer llegar rápidamente la comida a
nuestro plato y es donde el camarero, tiene la oportunidad de demostrar su
habilidad.
Una curiosidad… en los banquetes,
la obsesión de las brigadas de camareros contratadas por el restaurante para
ese evento puntual, es hacerse con un cuchara sopera y un tenedor (las pinzas)
que guardará meticulosamente en el bolsillo interior de su americana… “Malas Prácticas”.