KABUKI

Poder disfrutar de la cocina de Ricardo Sanz, en cualquiera de sus establecimientos, es siempre un placer, pero aun más, cuando lo contemplas desde la barra con cierto aire informal. Me siento embelesado en la barra, pido un té verde, y a disfrutar del menú!

Abrimos con Sunomo de pulpo con pepino y algas como aperitivo para continuar rápidamente con Calamar, alga y sésamo blanco, empezando a salivar y a intuir sabores y texturas propias de la cocina de Japonesa “españolizada” de Ricardo.

Tempura de Rodaballo… si sí, como veis son rodaballos pequeñitos… “nadando todos en la misma direccion”… y no todos los días comes una docena de rodaballos en un mismo plato.

Percas de rio fritas, utilizando las manos para comerlas, inevitable el recuerdo del “pescaito frito “, muy crujiente y sabroso.

Cigalita Real con salsa ponzu, un tartar exquisito, con gran intensidad iodada, muy marino, perfectamente acompañada por el alga.

San Pedro a la Bilbaina, utilizando un corte fino (usuzukuri), y finalizándolo con una receta muy propia de la cocina vasca, muy bien matizado.

Lentejas con Lubina, simplemente sorprendente, un plato de cuchara con lubina cruda!, fantastica mezcla de sabores, tan bien armonizados!

Potaje de Sashimi de calamar, huevo de calamar y espinacas , siguiendo con los potajes “orientalizaos”.

Erizo de mar con fideos de soja, este, sin duda, es el que más me cautivó, el sabor tan punzante y marino del erizo de mar, bien sazonado con los fideos de soja...cada cucharada era un trozo de espuma de mar, recordándome los paseos con mi padre en busca de “garotes”, que nos comíamos allí mismo, en las rocas del puerto…

Atún picante con huevo frito y papas canarias (me olvidé la foto, pero tenía que nombrarlo) divertido, y aunque el atún es claramente el protagonista, mencionar que los tubérculos eran exquisitos!

Tres Nigiris de huevo de codorniz con trufa, de pez mantequilla, cebolleta y trufa, y hamburguesa de waygû, tomate y cebolla caramelizada.

Y finalizamos con tres Nigiris vegetales, berenjena, zanahoria y cebollita, todos ellos plantados en las Islas Canarias.

Más allá de la cocina personal que nos ofrece Ricardo, con una brillante fusión de culturas gastronómicas, me voy con la agradable sensación de haber visto una gran materia prima, muy bien manipulada, con un trato humano fantástico por parte del equipo de Kabuki, y como no, con una nueva experiencia gastronómica.

Nunca me cansaré de esta cocina!!