Continuando
al hilo del post anterior, no me queda más remedio que lanzar muchas preguntas
antes de definir qué carta de vinos quiero tener, aunque de todas ellas, para
mí, hay que destacar dos:
- ¿Qué cliente tengo? – Parámetros
Razonables.
- ¿Soy capaz de influir en él? –
Parámetros Emocionales.
La
primera pregunta es más que evidente, engloba cientos de preguntas y las
respuestas son las que tienen que marcar seguramente el 80% de nuestra oferta,
tanto en comidas como en bebidas.
Así
que, si yo estuviera en el meollo financiero de una ciudad con bastantes
“romanos” alrededor, una parte importante de mi carta de vinos debería ser los
más conocidos de las Denominaciones de Origen, tiene poca personalidad esta
elección, lo sé, pero también es cierto que en reuniones de negocios, el
cliente que pide el vino y quiere agasajar a su invitado, buscará elecciones
parecidas a las etiquetas que muestro mas abajo.
Pero
entonces, ¿en qué me diferencio del restaurante de al lado?.
Sigo
el próximo día…